En el tema sanitario seguimos con la misma amenaza desde que llegaron los primeros vecinos al barrio. La Subestación Eléctrica de los Leones estaba ya construída cuando se comenzaron a levantar las viviendas, el colegio Agustina de Aragón y el Instituto Parque Goya. Pero los que diseñaron el barrio no preveyeron esta circunstancia, por la cual tanto niños como mayores estamos expuestos a la ondas electromagnéticas de una subestación eléctrica situada a cien metros de un gran número de jóvenes, niños y mayores durante un buen número de horas al día. La instalación eléctrica cumple todas las normativas, lo cual no garantiza la salud de los afectados ya que en los últimos años han salido a la luz multitud de informes de expertos en la materia en los cuales se avisa del riesgo de la exposición continuada a las ondas que emanan de una instalación de este tipo, peligros graves para la salud, además un peligro añadido por el incendio que se pudieran producir como ha ocurrido en instalaciones similares. Por todo ello los vecinos y vecinas de Parque Goya seguimos diciendo «No a la Subestación Eléctrica», y seguimos demandando su traslado a otro lugar alejado de miles de personas afectadas, como ya se ha hecho en otros casos. Sólo hace falta un compromiso político, ya que no nos sirve que se justifique la negativa en el alto coste de su traslado. El ayuntamiento de Zaragoza tiene capacidad para realizar permutas de terreno que no supusiesen un alto coste de traslado, y con ellos se solucionaría un problema grave de salud para los vecinos y vecinas de Parque Goya.
En cuanto a instalaciones sanitarias, de buen grado recibimos la inauguración del centro de salud tan demandado. Sin embargo todavía seguimos a la espera de la construcción del Centro de Especialidades del Actur, que daría servicio a Parque Goya, y que descongestionaría el Centro de Especialidades Grande Covian. En dicho centro la lista de espera para algunas consultas es ciertamente alarmante. La situación se agrava con los recortes presupuestarios que amenazan incluso con la reducción de horas de consulta, lo cual agravará de manera notable esta situación.
Y todavía estamos a la espera de la concesión de la segunda farmacia del barrio, que se emplazará en la primera fase del barrio. Un concurso que se está llevando a cabo y cuyo resultado parece eterno. Después de lo que costó que llegara la primera farmacia al barrio, ahora se está dilantado sin justificación alguna la adjudicación de la segunda farmacia. Como de costumbre la administración va a remolque de la demanda, y los ciudadanos lo pagan.