Desde la Asociación de Vecinos Parque Goya solicitamos hace ya tiempo que una de las nuevas calles del barrio llevara el nombre de un importante poeta zaragozano. Tras la solicitud y el visto bueno de la Junta de Distrito Actur-Rey Fernando se puso la placa antes del verano. Y domingo 23 de septiembre tuvo lugar el acto de inauguración vecinal, con un emotivo acto en medio de una mañana resplandeciente.
La calle está situada en paralelo a la Ronda Norte (Z-40), nada más entrar al barrio desde el Picarral en dirección a Parque Goya. Unos días antes habíamos encargado pintar un pequeño graffiti para adornar el muro donde se emplaza la placa, con un verso de una de los versos de Francisco Barrao Pamplona. El resultado ha sido muy acertado, gracias al buen hacer de graffitero Edu Td, en cuya gestión también ha colaborado Goya Joven.
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«Cuando la tarde baje a los sembrados habrá crecido el yermo de la rosa»
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Y llegó el día y tras la quedada en plaza Tauromaquia, donde se congregaron casi un centenar de personas entre familia y amigos. Una de las circunstancias de que el lugar elegido fuera nuestro barrio era que uno de los hijos, Francisco Barrao, fue uno de los fundadores de la asociación de vecinos, comprometido con su barrio desde los inicios.
Ya en la calle todo estaba preparado para el sencillo acto, en el cual tomaron la palabra Jesús Trasobares, presidente de la Asociación de Vecinos Parque Goya, Amparo Sanz, componente de la Asociación Aragonesa de Escritores, y Pablo Híjar, concejal del ayuntamiento y presidente de la Junta de Distrito-Actur Rey Fernando. Tras las intervenciones dos de los hijos de Francisco Barrao, Julio y Paco (Azucena no pudo estar ese día), destaparon la placa con la que daba por inaugurada la nueva calle. Acto seguido hubo un momento para hacer las tradicionales fotos para el recuerdo con toda la familia del poeta zaragozano y con todos los asistentes.
La comitiva se trasladó a la Casa del Barrio donde continuó el acto con la lectura de varios poemas del autor, así como otros relacionados con su vida profesional. El recinto casi se queda pequeño para acoger a todos los asistentes.
Amparo Sanz comenzó con la lectura de un poema que le dedicó en vida Francisco Barrao, y otro suyo. Acto seguido fue Fernando Gracia, de la Asociación Aragonesa de Amigos del Libro, y que conocía al autor desde hace décadas. Finalmente intervinieron dos vecinos del barrio, Victoria Tamparillas y Enrique Condón, con la lectura de otros poemas.
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Hay estrellas errantes en tu espejo.
El mar es un oasis tan desierto
que sus arenas llegan hasta el puerto
donde, preso el amor, odio te dejo.
Mi sueño ya es carcoma de tan viejo,
delirio horizontal, portal abierto
a esa quimera pura, es un mar muerto,
es quietismo vital, sólo un bosquejo.
Cuando te miro, mar , con la cintura
envuelta en paños tristes, tu bandera
caída sobre el mástil, desespera
la orla que tú fuiste. ¿Por ventura
tus fúlgidas centellas ya no embisten?
¿Tus trompas de metal es que no existen?
El broche lo puso el agradecimiento de sus hijos al emotivo acto, con las palabras y lectura de otro poema por parte de Francisco, y la escucha de una grabación que llevó Julio, en la que el propio Francisco Barrao le dedicaba un poema a su nieto Sergio. Este constituyó el momento más bonito y emocionante de toda la jornada. Un momento emotivo para recordar en nuestro barrio, Parque Goya, desde el cual queríamos agradecer el buen hacer de este poeta, desde ahora ligado a nuestro barrio por la calle que fue inaugurada hoy.
Francisco Barrao Pamplona
Nacido en Zaragoza el 11 de febrero de 1921, ligado desde siempre a su querido barrio del Arrabal. Murió en el año 2006 a los 85 años de edad.
Desde su infancia mostró interés por la literatura y la música. Trabajó como linotipista y corrector en la imprenta del Hogar Pignatelli, en los periódicos «El Noticiero», «Hoja del Lunes», «Amanecer» y «Heraldo», y en la imprenta de la Diputación Provincial de Zaragoza. Su aficción por la poesía le acompañó hasta el último día de su vida. Autodidacta en el más amplio sentido de la palabra, se convirtió en tertuliano entusiasta. Se inició en este mundo acompañado de su amigo Guillermo Gúdel en el Café Niké. Después pasó por las tertulias del Club del Chaleco, Fuentes de la Mentira, Tertulia Literaria, Club 33, entre otras muchas. Y llegó a la Tertulia Literaria Aragonesa, la cual dirigió durante más de quince años. Además de la poesía también cultivó el relato. Su obra se halla dispersa en revistas y publicaciones. Publicó los libros de poesía «Peñíscola», «Pequeño recuerdo itinerante», «Ecos de amor y de silencio», «La tarde sobre el mar», «Cantos de amor y libertad», «Preludio en mi sostenido» y «Un fanal en la niebla», con buena acogida por parte de la crítica. Obtuvo varios premios en su vida, siendo el más importante el Premio Santa Isabel de Portugal del año 200o por su obra «La tarde sobre el mar». En cuanto a su estilo es existencial y trascendente. Sentía predilección por las formas clásicas, en especial el soneto, por la musicalidad, y el ritmo en el poema. Su poesía es enigmática y rica en vocabulario.