Otro logro vecinal ha llegado a nuestro barrio. Se trata de una reivindicación reciente, que requería sólo de una decisión municipal sin apenas coste para la arcas municipales. Sin embargo, a veces, la cerrazón de ciertos responsables municipales que trabajan en contra del sentido común, ha determinado el nacimiento de la avenida Ronda de Boltaña. El antiguo Vial Norte, vía de alta capacidad con tres carriles de circulación en cada sentido, nacida a la par que la Expo Zaragoza 2008, fue inaugurada poco antes del certamen internacional, con el fin de absorver y distribuir la circulación procedente de la carretera de Huesca, en dirección al Actur y la Margen Derecha de Zaragoza. Para los vecinos de Parque Goya era una esperada vía de comunicación directa con la segunda fase del barrio, reivindicada desde hace años. Sin embargo en sus primeras horas de servicio los primeros en circular por ella se dieron cuenta de que tenía semáforos. Una vía sin apenas circulación, con amplias rotondas para distribuir la circulación de manera cómoda en cada uno de los accesos, dos de ellos directos hacia nuestro barrio.
En poco tiempo sus potenciales usuarios se dieron cuenta que a pesar de su amplitud y perfecto trazado, era una vía lenta, en la que eran inevitables las paradas, a pesar de la ausencia de peatones, y la escasa circulación de vehículos. Tras perder la paciencia de los conductores, muchos de ellos volvieron a su itinerario habitual por la avenida de los Pirineos, para conectar con el barrio del Actur y la Margen Derecha debido a que seguía siendo el más rápido de los itinerarios. Y los resignados conductores que la seguían utilizando seguían parando en los semáforos. Paradas que debían ser en dos ocasiones seguidas en el caso de los accesos al barrio desde la avenida Ronda de Boltaña. Y en el caso de los peatones la chapuza aún fue mayor. Para cruzar la avenida era necesario hacer dos paradas, ya que una de las calzadas disponía de pulsador para detener el semáforo, y la otra no. Todo ello a pesar de que los semáforos continuaban con su ciclo de rojo-verde, a pesar de no cruzar apenas gente. Todo esta situación que se ha prolongado durante más de dos años ha provocado que esta gran arteria haya constituído una ciudad sin ley, en la muchos peatones y ciclistas no respetaban los semáforos y por supuesto no utilizaban los pulsadores, al perder la paciencia en la espera sin ver circular apenas vehículos. Y en el caso de los vehículos, algunos de ellos se saltaban los semáforos, dando lugar a una situación anárquica en la que se necesitaba urgentemente una solución. La solución del sentido común, en la boca de todos los usuarios de la vía, y que la Asociación de Vecinos de Parque Goya ha transmitido a todos los políticos y técnicos desde el primer momento. Dos años han tardado en hacernos caso a los vecinos y usuarios de esta vía, pero al fin ha llegado la solución. Se han colocado pulsadores para peatones en las dos calzadas, para interrumpir el tráfico sólo en el caso de que haya peatones que requieran cruzar. En el resto de los casos los semáforos funcionan en ámbar, en las aproximaciones de las rotondas, y en verde, en las salidas de las mismas.
Y además se han eliminado los semáforos situados en las rotondas en los cuales no había paso de peatones. Ahora es posible circular de manera fluída. Y las rotondas funcionan según el código de circulación, con prioridad para los conductores que por ellas circulan, regulando la circulación en las intersecciones y reduciendo la velocidad de vehículos para no superar la velocidad máxima permitida. Un gran alivio se respira entre los usuarios, que ahora circulan sin paradas continuas, un hecho que además de repercutir en la reducción del tiempo, servirá para reducir la contaminación de los vehículos en su constante arranque y parada en la avenida Ronda de Boltaña. Estamos seguros que ahora esta vía que antes no gustaba nada a los usuarios, ahora comenzará a ser empleada con el uso para el que fue diseñada, con el fin de disuadir el tráfico por el centro de la ciudad. Sin embargo lamentamos que hayamos tardado más de dos años en poder disfrutar de circular por ella, debido a una decisión técnica contraria al sentido común, y de fácil solución.