Las obras de ampliación de la Ronda Norte de Zaragoza, entre los barrios de Picarral y Parque Goya, parecen interminables. Con la puesta en marcha de la Expo 2008 deberían haberse terminado. Sin embargo el tiempo se les echó encima. Tras retomar las obras a un ritmo de trabajo mucho más lento, sufrieron un parón por los recortes. Y al final se están ejecutando y su final parece que nunca llega. El resultado solucionará el embudo de tráfico de esta circunvalación con la ampliación de carriles centrales y laterales, pero sin embargo los zaragozanos llevamos ya cinco años sufriendo unas obras con constantes desvíos y cambios de señalización por culpa de la poca implicación del Estado en unas obras tan básicas para la ciudad de Zaragoza, masivamente utilizada por todos aquellos que atraviesan nuestra ciudad, que constituye el nudo más importante de comunicaciones del noreste de España.
En cuanto a Parque Goya las molestias típicas de las obras también se han dilatado este tiempo ya que nosotros como vecinos también utilizamos la Ronda Norte como uno de nuestros principales accesos. Y otra de las molestias que todavía está por solucionar es el tema del ruído. Como ya nos han informado desde la dirección de las obras, no van a ser colocadas la pantallas antirruido que protegerán a Parque Goya de las molestias ocasionadas por los miles de vehículos que a diario circulan por dicha vía. Una situación paradigmática ya que se da la circunstancia de que el resto del trazado urbano sí que se han colocado en los tramos que faltaban en dirección a Picarral (sobre el puente de la Ronda Norte), entre avenida Academia General Militar y camino de los Molinos, y en todo el perímetro del Campus Río Ebro. En los dos últimos tramos la afección a viviendas es prácticamente nula, ya que en estas zonas, a pesar de estar situadas a unos veinte metros de la nueva carretera tras la ampliación sólo existen dos unifamiliares, con abundante vegetación que hace de barrera acústica natural, y edificios administrativos donde no viven de manera habitual gente. En el caso de Parque Goya, donde no está prevista su colocación, la Ronda Norte está situada a 80 metros del colegio Parque Goya, con cerca de 800 alumnos de Educación Infantil y Primaria, y a 200 metros de las viviendas del barrio, en un sector que aglutina a más de mil viviendas. Esta situación se repite en la segunda fase del barrio, donde las viviendas están situadas a escasa distancia del acceso a la Ronda Norte desde la carretera de Huesca, y a uno de los carriles ampliados de la misma. En este sector son 2500 viviendas las afectadas. Además de todo ello antes de la obras la vegetación a base de pinos de gran tamaño paliaban el ruído emitido por los vehículos. Tras la ampliación esta masa vegetal ha desaparecido y el barrio está expuesto de una manera más directa. A pesar de la cercanía de la carretera de Huesca, en la zona alta del barrio es claramente perceptible el ruído de la Ronda Norte y no el de la carretera antes citada en este sector, lo que evidencia la molestia del ruído provocado por el paso de los vehículos por la Ronda Norte.
Desde la Asociación de Vecinos Parque Goya llevamos años realizado gestiones para que se colocasen estas barreras de sonido, así como el cierre de las pantallas de la carretera de Huesca. En enero del año 2009 fueron contestadas las alegaciones al Plan Especial del solar del Archivo de Aragón. En respuesta a la Alegación 4 presentada por el Departamento de Educación, Cultura y Deporte que solicita la colocación de pantallas antirruído, ésta fue aceptada por la afecciones acústicas a los equipamientos colindantes. Además queda reflejado en dicho documento que la Unidad Técnica de Contaminación Acústica obligaba a la colocación del pantallas acústicas por la proximidad a este solar de uso cultural, además de la cercanía del colegio y las viviendas.
Queda clara la falta de preocupación de parte de la dirección de la obra por el tema acústico en el caso de Parque Goya, que con una obra de tanta envergadura, con un presupuesto tan elevado, y una ejecución de obra que se está dilando durante años, no tienen intención de completar la colocación de barreras antirruido que protegerían de esta afección acústica notable a más de 9.000 vecinos de Zaragoza.